"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

jueves, 17 de enero de 2013

El Estado ladrón


Por Aníbal Hardy
Fuente: El Parlamentario.com

El Estado tiene varios privilegios que una familia no tiene, por ejemplo fabricar billetes “falsos” (la emisión de dinero sin una contrapartida productiva) y con ello generar inflación; o puede aplicar políticas generalizadas que modifiquen el cuadro deficitario (promover inversiones o disminuir gastos); o puede directamente tomar a discreción lo que necesita sin que esto sea considerado un robo.
Esto último lo consigue a través de devaluaciones monetarias; o aplicando mayores impuestos; o por medio de "expropiaciones" sin otorgar a cambio el debido resarcimiento; o mediante apropiaciones indebidas de la propiedad privada.

En la historia argentina, el sistema de sustracción de lo ajeno más frecuente es el de las devaluaciones monetarias.
Necesitó siempre de ellas para equilibrar su economía, porque como casi nunca pudo sostener un gasto mayor a lo que produjo, llega el momento “del ajuste”.
Esto significa quitarle a la población más de lo que está dispuesta a dar, para evitar el colapso, y para sortear la resistencia social, el Estado roba así, de manera “indirecta”.
La moneda de una Nación debe tener un cierto nivel de respaldo real a través de sus reservas de oro y divisas extranjeras. 

Cuando el circulante de dinero nacional excede estas reservas, se produce inflación y devaluación monetaria. Al devaluar, el Estado genera dos consecuencias:
1) Todos los ahorros en pesos pierden una parte de su valor real. Si hoy se produce una devaluación de la moneda argentina, la pérdida que sufrirá un ahorrista se mudará al bolsillo del Estado, quien aumentará su capacidad de respaldar su moneda con sus reservas en el porcentaje devaluado.
2) Todos los gastos y salarios públicos sufren una pérdida real en moneda fuerte.

Hoy los altos índices reales de pobreza y desocupación que sufre la Argentina obligan a aumentar los gastos dirigidos a la asistencia social pero, al no haber aumento de productividad y riqueza, el proceso de descapitalización de la economía continuará hasta un punto donde sólo habrá tres opciones de acción:
1) Emitir billetes. En este caso la inflación agravará la situación social y se expandirán los conflictos, los pedidos de aumentos de salarios y subsidios, etc.
2) Endeudarse. Aquí el problema no será endeudarse, porque cuando un país recibe préstamos para realizar grandes inversiones en infraestructura, genera la suficiente riqueza como para pagar los intereses de ese endeudamiento e, incluso, su capital. El problema es endeudarse para gastarlo en salarios, subsidios y gastos burocráticos, ya que no se generará siquiera la riqueza indispensable para afrontar los intereses. Por ello, la Argentina es una Nación que históricamente refinancia hasta los intereses que debe pagar por sus deudas.
3) Sacarle más dinero a la población. Es cobrarle más impuestos.
Existe casi un centenar de gravámenes vigentes que se aplican acumulativamente sobre el bolsillo de las personas físicas.
Con esta alternativa agravamos el problema.
Si por estas nefastas consecuencias, el gobierno decide evitar un aumento de los impuestos, deberá obtener lo que necesite para solventar sus mayores gastos quitándoselo a otro o devaluando la moneda.
Como ninguna de estas opciones posibilita solucionar de fondo el principal problema argentino, se recurrirá, como tantas otras veces, a un ajuste, aunque el gobierno lo niegue, esto será así porque cuando se vulneran cuestiones básicas de la economía no se puede evitar sus duras consecuencias.

Vaya hoy mi solidaridad para los profesores de la UNAF (Universidad Nacional de Formosa), que hoy son intimados por la AFIP, con deudas, cuyos descuentos en algunos casos superan sus propios salarios.
La expresión política “Vamos por todo”, es la bandera de un gobierno dispuesto a ponerlo en la práctica, desde las multinacionales hasta el mas humilde de los trabajadores..
Rectorado y gremio de la UNAF, hasta ahora socios del silencio.

El actual “modelo económico”, consiste en hacer base en el consumo y no en la inversión.
Las cifras de crecimiento mundial entusiasmaron al principio, pero luego se inició la fuga de los capitales, por cuatro factores:
1) La violación al derecho de propiedad, elemento clave para los que detentan la capacidad monetaria de invertir ingentes capitales en el país.
2) El cambio de las reglas del juego comercial e industrial. (Transgresión contractual y legal)
3) La modalidad política de generar odios y discordias en la población. Han promovido acciones de violencia social y un clientelismo a un punto tal, que hasta los empresarios “oficialistas” están remitiendo su dinero al exterior.
4) La adulteración de las estadísticas y datos, indispensables para que los empresarios calculen sus inversiones.

Es indispensable que Argentina no siga creando mitos de desarrollo económico creyendo que desde nuestro remoto lugar en el mundo, podemos crear una nueva ideología que supere los males que ocasionan las existentes.
Los argentinos tenemos material humano y riquezas económicas suficientes, las que podemos utilizarlas o agredirlas como lo esta haciendo ahora.
Sólo de nuestra actitud dependerá llegar a ser un gran país desarrollado.

Aníbal Hardy
hardyani@arnet.com
Diputado de la Nación mc
1991/95- Bloque Movimiento de Integración y Desarrollo

Provincia de Formosa

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